Una Salvadoreña a los Altares…

UNA SALVADOREÑA A LOS ALTARES…

 

    En mi enfermedad, larga y de recuperación aún más larga, algunos amigos, bastantes, gracias a Dios, han permanecido conmigo. Es tremendamente cierto, que en la cárcel y la enfermedad se conoce a los verdaderos amigos. Al respecto afirma el Eclesiástico 6, 8: “Hay amigos que sólo lo son cuando les conviene, pero que no lo serán en las dificultades” y, en 6, 14: “Un amigo fiel es un refugio seguro; el que lo halla ha encontrado un tesoro.” Durante mi enfermedad, sobre todo en mis momentos de desaliento, he hallado siempre presente –invisible no significa ausente- a Madre Clara María Quirós, Fundadora de la Congregación de Carmelitas de San José.

Desde que tuve noticias de ella, cerca del año 2000, tuve interés en conocer su prodigiosa vida. Lo primero que tendría que decir es que fue como la mujer fuerte de que nos habla la Escritura, pero sin perder su ternura; y trabajadora, como cualquier mujer salvadoreña. En cierto sentido, puede ser propuesta como atractivo modelo para la mujer latinoamericana de nuestro tiempo. En torno a dos ejes giró toda su vida; Madre abandonada de seis hijos, prefiere en este caso ser madre a ser mujer, y, cristiana, vivenció radicalmente su condición bautismal (virtud heroica). Ambos aspectos fundamentales de su vida se armonizan en su papel de fundadora de la primera Congregación femenina de El Salvador. Cuando sus compañeras la querían llamar Reverenda Madre solía decir: “la madre soy.”. Esto es una maternidad a lo “divino”.

Soy testigo, lo he visto no me lo han dicho, de las numerosas personas de todas las edades que llegan a su tumba a pedir su intercesión para obtener de Dios un favor, una gracia, o también para agradecerla, como el leproso samaritano del Evangelio. A partir de esa época ha sido una presencia protectora en mi vida y un poderoso estímulo en el camino cristiano.

Las personas santas en la Iglesia de Cristo tienen una doble función: ser intercesores nuestros en la presencia divina, entendiendo su mediación en la única función mediadora de Cristo, como tan bien lo dijo el Vaticano II; y servirnos de arquetipo de lo que es ser cristiano. Una vez oí a un Obispo llamar a los santos trasunto de Cristo, se refería a Monseñor Romero, otro salvadoreño camino de los altares.

 

         FUE DECLARADA HIJA MERITÍSIMA DE EL SALVADOR. EN 2005.

 

El sacerdote, dice San Alfonso, en su función mediadora entre Dios y los hombres, debe llevar una vida intachable para ser grato en la presencia de Dios; de igual manera que un diplomático al ser declarado “non grato”  se ve obligado a abandonar su función de mediador entre dos naciones. Esto, pero en mayor grado, es necesario también a la mediación de nuestros amigos los santos: ser gratos a Dios.  “Has hallado gracia delante de Dios”, dice el arcángel Gabriel a María.

Es indudable que con su vida de entrega a Dios y al hombre, Madre Clarita es agradable a Dios. Con una vida así, me decía un sacerdote, es innegable su santidad.

Mi relación con la Sierva de Dios se puede definir como maternal, por su parte, y de filiación espiritual, por la mía. En mi habitación del convento sólo hay tres retratos que recuerdan a mis tres madres: la celeste, la Virgen María, la espiritual, Madre Clara María y, la terrena, la mujer que me dio el ser. Esta realidad de la maternidad espiritual ha definido y polarizado nuestro encuentro.

Esta maternidad espiritual, vivida a la manera carmelitana, tiene una doble vertiente: por una parte arquetípica, ella es uno de mis modelos de vida cristiana, por otra, se expresa en forma de especial protección-intercesión. Dice el profeta Isaías 66, 13: “como un hijo a quien consuela su madre, así yo los consolaré a ustedes”.

Mi relación de filiación ha ido intensificándose con el paso del tiempo y el mayor conocimiento de su obra. Madre Clara María es uno de esos grandes cristianos del cumplimiento heroico de los deberes de la vida cotidiana.

Por eso la confianza en su intercesión, parafraseando a San Pablo, “sé en quien he confiado”. Y, al que no me crea el poder de su intercesión, le respondo con Santa Teresa, que haga la prueba.

En muchas ocasiones he estado convencido de esta peculiar protección. Como cuando los médicos, tan prudentes, con tanta ciencia y experiencia, me dieron por desahuciado, un caso desesperado de infarto cerebral, pero para Dios no hay imposibles. Poco a poco fui recuperando la luz de la conciencia, entonces pedí que me leyeran la Novena de Madre Clarita. Desde entonces la he realizado de manera continua, sin dejar de rezarla un solo día. He mejorado mucho desde entonces, superando toda expectativa. Un dato: los médicos decían, que si salía del apurado trance quedaría parapléjico…hoy muevo todos mis miembros, con dificultad. es cierto, pero los muevo…estuve sin habla, tuve que aprender a hablar de nuevo…y he conservado mis facultades mentales. Pero sobre todo le agradezco a Dios me haya dado una oportunidad más de conversión y de reorientar mi vida.

Todo se lo debo al cuidado maternal de Madre Clarita y su vigilancia amorosa sobre mi vida, la misma que manifestó en su vida terrena con su hijo Cipriano Doroteo Manuel de Jesús…un tiro al aire.

Su obra y su espíritu perduran en las hijas de su corazón las Carmelitas de San José. Un grupo de cristianas que se dedican a hacer, sin grandes aspavientos, el bien a sus hermanos hombres y mujeres por todo el mundo. Así cumple Dios el sueño profético de Madre Clara María de Jesús del árbol y el  prado que recoge pajarillos de toda variedad.

No es mi condición de Postulador de su Causa de Beatificación, en su etapa diocesana, lo que ha incrementado mi confianza en su intercesión, ni mis apetencias como historiador, sino mi contacto personal frecuente con sus hijas Carmelitas. Su verdadera herencia.  Ella misma lo dijo un día, en un momento de grave crisis de su Congregación: Sí esto no es obra de Dios se disolverá como la sal en el agua, pero sí es obra de Dios permanecerá.

Cuenta San Juan  en su Evangelio, que tras el signo de Jesús de transformar el agua en vino en las bodas de Caná, Dios manifestó su gloria (la de Jesús) y creció la fe de sus discípulos en Él. Lo más fructífero de este encuentro con Madre Clara es que creo en Jesús con mayor firmeza y Él ha manifestado en mí su gloria y su poder.

Yo tengo un sueño, fue el mítico discurso de Martin Luther King, yo también tengo un sueño, más modesto según se vea, ver en la gloria de los altares a Madre Clarita. Dice un antiguo proverbio chino: el camino más largo comienza con el paso más corto. Este largo camino ya se ha comenzado, quiera Dios glorificarse en su Sierva.

Roberto Bolaños Aguilar

Santander, 2013

 

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Quiero llorar, pero llorar contigo…

“QUIERO LLORAR, PERO LLORAR CONTIGO:”

 MADRE CLARITA Y LA VIRGEN DE LOS DOLORES.

 

Alfredo Alvarado, ha abandonado a su esposa, Doña Clara del Carmen, y a sus cinco hijos, por seguir viviendo de acuerdo a sus veleidades. Incumpliendo así sus sagrados votos matrimoniales.  Doña Clara, había experimentado el dolor inmenso de ver morir a su hija Francisca Mercedes, frente a tanto dolor y abandono ¿adónde acudir?. ¡Sólo a la Virgen María en su misterio de dolor!.

Dice la gran Santa Teresa, en el Libro de su Vida, que al morir su madre “como yo comencé a entender lo que había perdido, afligida fuíme a una imagen de Nuestra Señora y suplíquele fuese mi Madre, con muchas lágrimas. Paréceme que aunque se hizo con simpleza me ha valido; porque he hallado a esta Virgen soberana en cuanto me he encomendado a ella[1]”.

Fueron momentos muy difíciles para Madre Clara María. No resulta fácil aceptar el abandono de un esposo y la muerte de una hija pequeña; y, por sí esto fuera poco, quedar a cargo de una familia numerosa. Humanamente hablando, en este momento no tenía ayuda. Acaso la de su madre Doña Carmen López.

Doña Clara del Carmen se vuelve entonces a la Virgen María, dando así lugar a lo que algunos místicos llaman la segunda conversión, que implica una intensificación cualitativa de la vida cristiana. En este proceso Madre Clara María vivencia más hondamente la maternidad de María y experimenta su protección; como participante de la espiritualidad carmelitana   descubre que ante todo María es Madre de Dios y Madre nuestra. Ella misma nos lo dice en su poema “A la Virgen de Betlem”:

De misericordia Madre

Y dulzura de mi vida;

De mis males esperanza

¡Madre mía!… ¡Dios te salve!…

Pero en este momento de su vida, hay una identificación especial con María en su misterio de dolor. María, la dolorosa, sufre, ha perdido, como ella todo apoyo humano; es más, sufre siendo inocente.

Contemplando a María de los Dolores se siente aliviada en su sufrimiento, como que respira libre, y se siente internamente renovada y con fuerza para emprender la dura batalla de cada día:

¡Al pie de tus altares yo respiro!

Y siento reanimarse mi existencia; […]

Es la Dolorosa la que le abre nuevos horizontes de santidad. María se convierte así para ella en Madre y Guía:

Y si a la altura del Calvario miro (a Cristo crucificado por amor)

A ser gran santa con anhelo aspiro (amor con amor se paga)

Y a llegar de la cumbre a la eminencia. (subida del monte Carmelo)

Doña Clara encuentra en la Virgen seguro abrigo y protección oportuna. María es para ella una verdadera Madre:

… que tu manto,

Sea siempre en mis penas dulce abrigo,

No permitas sucumba en mi quebranto;

Yo no rehúso del dolor el llanto;

¡Quiero llorar…! ¡Pero llorar contigo!

María como Madre y guía son dos de las notas sobresalientes de la espiritualidad carmelitana de la que ella es una flor y fruto.

Su identificación psicológica con la Virgen de Los Dolores es total. La Santísima Virgen es una referencia protectora, esta vivencia se expresa en hermosas figuras poéticas, una vez más en Madre Clarita lo que dice es mucho más importante que el como lo dice:

Fuente de amor y de clemencia pía.

Acógelas (mis lágrimas) Señora; que tu manto,

Sea siempre en mis penas dulce abrigo

No permitas que sucumba en mi quebranto;

El problema del sufrimiento es afrontado por Madre Clara María con realismo sano. No rehúye el dolor, sabe que forma parte de la condición humana, lo asume en su dimensión redentora; sólo busca el apoyo de la gracia. En este sentido nadie mejor que Jesús y María. Sus vidas no todas fueron misterios de gozo o gloria, no todas fueron luz, en ellas también estuvo el misterio oscuro del dolor. Ellos sabían, como Madre Clara María lo sabía, que sólo la cruz es el camino para llegar a la luz. Dice la Carta a los Hebreos refiriéndose a Cristo, nuestro Sumo Sacerdote: “Probado en todo, excepto en el pecado.” (4,15) Lo mismo se puede decir de María: “probada en todo, excepto en el pecado”.

Por eso, Madre Clara María llega a afirmar:

¡Quiero llorar!… ¡pero llorar contigo!…

El sufrimiento, en su variada gama de formas, estuvo presente en la vida de la Sierva de Dios, desde que fue raptada por su padre siendo apenas una niña, pasando por las dificultades conyugales con Don Alfredo, su esposo, la muerte de dos de sus pequeñas hijas, la incomprensión de su proyecto de fundar a las Carmelitas Teresas de San José, y. finalmente, su última enfermedad y muerte por paro cardio-respiratorio. Madre Genoveva del Buen Pastor afirma al respecto: “Pero… ¡Dios mío! Aquella privilegiada niña debía muy pronto cantar la nota discordante del martirio, pues por desacuerdos matrimoniales, su padre la hurtó cuando apenas contaba un año.

El sufrimiento, sin embargo, no la sumía en la inactividad y la desesperación. Pronto buscó en su pertenencia a Asociaciones Piadosas un cauce de realización como mujer cristiana. Aunque abandonada por su marido conservó su dignidad como mujer y madre.

Su inscripción en la  Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores, abre esta nueva etapa en la vida cristiana de Doña Clara Quirós de Alvarado.  Es evidente que este hecho no es casual, ni trivial, sino lleno de múltiples significaciones, la primera de las cuales es la identificación de Doña Clara con la Madre sufriente.

El amor está lleno de pequeños detalles; pronto reúne un  grupito de miembros de la hermandad de Los Dolores y dotan la venerada imagen de Los Dolores de un manto bordado nuevo. Pero lo más importante es que su devoción mariana se convierte en lazos de solidaridad con los pobres. Madre Clara María no puede ver que alguien sufra sin procurar aliviar su dolor. El dolor del prójimo es su propio dolor. Así su pertenencia a la Hermandad de Nuestra Señora de Los Dolores dinamiza su caridad con el prójimo, Dios incluido, impulsándola a una práctica heroica.

 

Entre los católicos salvadoreños Madre Clara María destaca por su preocupación por el prójimo sufriente. Amarlo es su parte de su compromiso de amor a Dios y a María.

Su entrega y compromiso mariano alcanzará su plenitud cuando participe de la espiritualidad carmelita, cristológica y mariana por definición.

Roberto Bolaños Aguilar, C. Ss.R.

 


[1]    SANTA TERESA DE JESÚS. Libro de su Vida, 1, 5.

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Nuevos Favores por intercesión de Madre Clarita

Damos gracias a Dios que nos ha permitido visitar Costa Rica finalizando el mes de julio del 2012 y recoger 61 nuevos testimonios de favores alcanzados por la intercesión de Madre Clarita, Dios sea glorificado al darnos tantas bendiciones,les invitamos a seguir orando por esta Causa para gloria de Dios.

Causa de Madre Clarita

Niños y niñas, maestros y maestras en oración de la mañana.

Orando por la. Causa de Madre Clarita y pidiendo su intercesión en sus necesidades

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Madre Clarita – La Película

Les damos a conocer la pronta realización de un sueño, queremos hacer la PELÍCULA de Madre Clarita, titulada «Salvadoreña y Fundadora» para ello pedimos mucha oración para que podamos hacer todo para la Gloria de Dios y bien de todas las personas que puedan ver la vida y obra de Madre Clarita.

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Florecillas – Nuevo Libro

Padre Roberto Bolaños

FLORECILLAS, es un nuevo material, escrito por el Padre Roberto Bolaños, misionero redentorista que actualmente reside en España y que nos hace llegar este libro para que conozcamos nuevas gracias y bendiciones alcanzadas por la intercesión de Madre Clarita para que más y más personas la puedan conocer y la invoquen con la confianza puesta en Dios, pidiendo  toda clase de gracia y bendición.

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Sabe Usted?

¿Sabe Usted que relación hay entre la Inmaculada Concepción y Madre Clarita?

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MADRE CLARITA, ¡SALVADOREÑA!

La Asamblea Legislativa de El Salvador declaró a la Sierva de Dios Clara María Quirós como “Hija Meritísima de El Salvador”, lo mismo había hecho, poco antes, la Municipalidad de Santa Tecla. De modo que Madre Clarita fue propuesta a los salvadoreños como modelo de civilidad. Fue muy grande, dijeron los honorables Diputados del pueblo, su dedicación a la educación integral de la niñez y su laboriosidad. El 8 de marzo de 2006, fue propuesta como prototipo de la mujer salvadoreña.

Una de las virtudes en las que destaca la Sierva de Dios es el amor a su Patria, el civismo, la dedicación al bien común de la sociedad, entendida en su más amplio sentido. Patria es para ella los hombres y mujeres concretos de su tiempo. En esto se encuentra en perfecta sintonía con Don Alberto Masferrer, quien decía en el primer número del periódico Patria:    “En este diario la palabra PATRIA tendrá perennemente una significación muy restringida y muy concreta:  LA VIDA DE LOS SALVADOREÑOS QUE VIVEN ACTUALMENTE.   En tal concepto, la salud, el bienestar, la prosperidad, la comodidad, la cultura, la libertad, la paz y el contento de los salvadoreños que viven hoy, es para nosotros el valor supremo, la cosa primordial, intransferible, impostergable; y, a obtener, mantener y mejorar esos valores se encaminan constante y firmemente las actividades de este diario PATRIA” (A. MASFERRER, “Patria”: “Obras Escogidas”, II, 434)

Patria no es un concepto abstracto, no es una inflexión de la voz, ni una idea política, más o menos ideológica, ni un mito heroico, sino unas gentes, unos ríos, unos volcanes, etc., tal como lo ha dicho José Emilio Pacheco en su hermosísimo poema “Alta Traición”:

No amo mi Patria,

Su fulgor abstracto, Es inasible,

Pero (aunque suene mal), Daría la vida

Por diez lugares suyos, Cierta gente,

Puertos, bosques de pinos,

Fortalezas,

Una ciudad deshecha, Gris, monstruosa,

Varias figuras de su historia, Montañas,

Y tres o cuatro ríos.

El Padre José Morán Pan, Misionero en China, se preguntaba ¿qué es un chino?, lo mismo podemos hacer nosotros ¿qué es un salvadoreño?. Eso lo trata de definir nuestro gran poeta Roque García Dálton en su “Poema de Amor”. Dos cosas diríamos que pueden definir lo qué es un salvadoreño de carne y hueso: la fuerza de su carácter, temperamento o talante, y su laboriosidad.

El moralista español Marciano Vidal enmarca el ser moral de la persona humana en lo que él llama las coordenadas morales. Una de ellas es el espacio geográfico, nacional o religioso. De tal modo que el lugar en donde nace una persona le define. Por  ejemplo,  los  costeros son  más  permisivos que  los  montañeses.  Así  Madre Clarita  es  salvadoreña  por  los  32  costados,  sólo  así  puede  ser  considerada universal.

Su biógrafo, el claretiano Padre Alberto Barrios Moneo, la llama “Salvadoreña y Fundadora”, intentando conceptualizarla, porque ambas cosas la definieron. Nació en San Miguel, llamada la Sultana de Oriente, en la República de El Salvador, de padres salvadoreños. La centenaria Diócesis de San Miguel (1913) la considera, con Monseñor Romero, entre los frutos más granados de su acción apostólica y fue la Fundadora de la Congregación de Carmelitas de San José.

Esta mujer escaló elevadas cumbres en el difícil camino de la oración, pero precisamente por ello, como prueba de su autenticidad, no era una persona abstraída y descomprometida, sino profundamente preocupada por el mejoramiento de la sociedad. Llevaba la oración a la vida y lo vivido a la oración, era una verdadera contemplativa en la acción.

Don  Roberto  Molina  Morales, ex  director de  la  Academia Salvadoreña de  la Historia, cuenta una leyenda que circula sobre Madre Clarita, la leyenda corrige laHistoria, dice Masferrer, en su libro inédito “Hombres Ilustres de la Nueva San Salvador” donde cuenta algo no verídico, pero que nos afianza en la afirmación de su gran amor a El Salvador:

El país se encontraba en guerra contra Guatemala. El guatemalteco Justo Rufino Barrios había invadido el territorio nacional. Las fuerzas del Presidente salvadoreño, Andrés del Valle, se encontraron con las guatemaltecas en la célebre batalla de Chalchuapa, donde encontró la muerte el Presidente guatemalteco, Barrios.

Cuando El Salvador estaba abocado a la guerra con Guatemala, e iba a ocurrir la batalla decisiva de Chalchuapa, Madre Clarita acude a Dios en oración por su país, le ofrece la vida de uno de sus hijos, como hizo Abrahán con su hijo Isaac en el monte Moriah, a cambio del don inestimable de la paz, y el Señor escuchó su oración, la  victoria le sonrió a  El Salvador. El  mismo día    de  la  victoria de  El Salvador sobre Guatemala en Chalchuapa, moría su hija María Francisca Mercedes en Santa Tecla. En honor de Doña Clara del Carmen, como madre, diremos que esto no es cierto, pero nos la quiere mostrar como modelo de salvadoreñidad.

Dice la historiadora mexicana Silvia Dutrénit que El Salvador, sólo hasta el año de 1902, participó en más de cien confrontaciones bélicas y, dice además, que la oposición entre los liberales y conservadores marcó profundamente nuestro siglo XIX, por lo menos hasta 1886.

Ese año se aprobó una nueva Constitución, modelo de Constituciones liberales, que legalizaría en el poder al Dr. Rafael Zaldívar, que había llegado mediante un golpe de Estado. Esta Constitución omitía en su prólogo mencionar a Dios como su fuente de poder, aprobaría la separación entre la Iglesia y el Estado, la libertad religiosa, la educación pública laica, etc. Otros Gobiernos liberales habían aprobado el matrimonio civil y el divorcio. Su fundamento metajurídico lo hallamos en los principios de la Ilustración de libertad, igualdad y fraternidad. Sobre ella escribió Julio  Alberto  Domínguez  Sosa  su  “Génesis  y  Significado  de  la  Constitución  de 1886”.

No basta rezar”, dice una vieja canción de protesta, pero lo contrario es una herejía, herejía del activismo la llamó el papa Pío XII. En la vida de Madre Clara María se unen perfectamente acción y contemplación, ella es mismo tiempo Marta y María. Cuando se iba a discutir la Constitución del 13 de agosto, ella quiso enviar a  la  Asamblea  Constituyente  un  pliego  que  contenía  la  opinión  sobre  algunos puntos que iban a ser discutidos por la Magna Asamblea, que afirmaba ser representante de un pueblo soberano. Con muchos católicos, decían ella y sus amigas, que no era conveniente para el país apartarse en algunas cosas, como la educación, de la enseñanza católica para adoptar principios del liberalismo decimonónico. En todo esto sólo buscaba el bien común de los salvadoreños y manifestó su gran libertad de conciencia frente a la opinión mayoritaria, en lo que consideraba un bien.

Aquél año, el 16 de julio, leyó en la fiesta de la Virgen del Carmen su poesía “A la

Virgen del Carmen en su Día”, en ella dice:

Detén el brazo del Señor que airado, Parece quiere vindicar su honor,

De un pueblo ingrato, que deicida ha hollado

Las finezas de amor(2) que le ha mostrado

Dándole hasta su Nombre…: ¡El Salvador!…

Sus hijos, ¡pobre Patria han delinquido!

¡Han negado su fe y su religión!

Y al vicio y al error se han convertido,

Del libertino masonismo(4) al ruido,

Del malhadado naturalismo al son.

(2) El tema de las finezas del amor de Dios, propio del amor cortesano, es peculiar de la “Cartatenagórica” de Sor Juana Inés de la Cruz.

(3) Parece que Madre Clara descubre misteriosos designios salvíficos y destinos en el nombre El Salvador.

El amor de la Sierva de Dios a su patria era activo y operante, como solía decir Santa Teresa de Jesús: “obras son amores y no buenas razones”. Amaba a El Salvador en los salvadoreños y no componiendo oraciones a la bandera, ni canciones a la Patria Querida. De su amor a su Patria nos hablan sus desvelos y sacrificios por los enfermos, el socorro a los necesitados, su interés por promover a la mujer marginada y a los hijos ilegítimos.

Pero su gran obra para el país fue su labor educativa en favor de las jóvenes. Ella entendía  que este pueblo violento y esta sociedad injusta hallarían su liberación mediante la educación. A ello dedicó sus mejores esfuerzos. Una educación integral de la persona fue su propuesta. La moral y la religión tienen como misión liberar y hacer hombres y mujeres felices. Con esta finalidad funda a las Carmelitas de San José.

Su recuerdo destaca entre los beneméritos de El Salvador. Realmente Madre Clara María hizo y quiso el mayor bien posible a su Patria. Es uno de los salvadoreños que a todos nos gustaría ser. Su fe y su civismo la llevaron a comprometerse con los más débiles haciéndose solidaria con ellos.

 

 

 

ROBERTO BOLAÑOS.

 

7 DE MARZO DE 2012.-

 

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Dando a conocer a Madre Clarita – Costa Rica 2010

RELATO DE LA VIDA DE LA SIERVA DE DIOS CAMINO A LOS ALTARES: MADRE CLARITA. FUNDADORA DE LA CONGREGACION DE CARMELITAS DE SAN JOSE.

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153 aniversario de su Nacimiento

Concierto a Madre Clarita, 153 aniversario de su Nacimiento. Agosto. El Salvador 2010




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Interpretación Infantil «Tu Virtud»

Interpretación Infantil «Tu Virtud», Erica López, alumna de Quinto Grado del Colegio San José de la Encarnación Guatemala.

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