Meditación 13

Meditación 13

Madre Clara de Jesús y sus Directores Espirituales

 

Acaso lo que más haya que lamentar en el caso de la Sierva de Dios, Clara María de Jesús Quirós, es la pérdida de documentos que ayudarían al historiador a penetrar con mayor hondura en algunos aspectos importantes de su vida.

 En este texto quisiera hablar de su relación con los Directores Espirituales, motivado por la lectura de un maravilloso libro del Cardenal  Weisman, autor de la célebre novela Fabiola, sobre los mártires cristianos durante las persecuciones en el Imperio Romano.  El libro del Ilustre Cardenal español, escribió un libro poco conocido actualmente que es la vida de Santa Catalina de Génova, autora del Tratado del Purgatorio y de una autobiografía espiritual titulada  Diálogo entre el Cuerpo y el Alma.

 La admirable vida de esta Santa italiana está llena de hechos extraordinarios, sobre todo de índole mística, que ella narra en su “Diálogo”;  al hablar de la importancia de la Dirección o acompañamiento espiritual,  anota el Cardenal Weisman:  ‘Dios que había tomado el cuidado de mi satisfacción, no quiso que nadie más que él tomara parte en este negocio’ (Diálogo, Parte 1, Capítulo 2)   A primera vista, esta conducta da miedo, sobre todo porque está opuesta a la que la Iglesia, considera como la más sabia y segura. Es más prudente, en efecto, y más seguro no andar por los caminos espirituales sino bajo la dirección de un guía experimentado. Obrando de otra manera, uno se expone a los engaños del amor propio y a una infinidad de ilusiones.  Sin embargo, es cierto que Dios se encarga alguna vez de conducir por sí mismo a ciertas almas privilegiadas, como lo enseña San Gregorio el Grande en sus Diálogos.[1]

 La importancia de un Director Espiritual que nos guíe por el camino de la perfección, también es destacada por la Doctora de la Iglesia, Santa Teresa de Jesús: Por eso, dirá el Padre Aniano Álvarez[2],   En los maestros de espíritu, Teresa buscará siempre quien tenga letras. Este aprecio por los letrados germinó y se afianzó poco a poco en ella. Quizá, como punto de partida, haya que colocar la experiencia negativa, de ciertos confesores faltos de letras.  Su juicio es claro: ‘…gran daño hicieron a mi alma confesores medio letrados’ [3], ‘es gran cosa letras, porque estas nos enseñan a los que poco sabemos y nos dan luz…’.  [4]

 A lo largo de la Pastoral de la Iglesia, dentro de la cual debemos colocar al Acompañamiento Espiritual, que es uno de los derechos del Fiel Cristiano, ésta ha ido cambiando conforme ha ido madurando la idea acerca de la persona humana, de su autonomía, de su relación única con Dios y la conciencia de sus derechos como creyente.  A ello se debe el paso de lo se suele llamar una Dirección Espiritual directiva, en la que el Director dictaba lo que había de hacerse,  al dirigido le competía una actitud de fuerte obediencia a los dictados del Director, a una Dirección Espiritual no directiva, en la que el dirigido es en última instancia quien toma las decisiones que cree más convenientes para su crecimiento espiritual oyendo las indicaciones del Director.  Por eso hoy, más que dirección espiritual o director espiritual se llama acompañamiento espiritual y acompañante espiritual.[5]   En la época de Madre Clara María el tipo de Dirección Espiritual era la Directiva.  El buen dirigido era aquel que obedecía en todo a su Director.

 Es cierto que el buscar y encontrar un buen Director Espiritual es algo que preocupa exclusivamente a personas cuidadosas y diligentes en el perfeccionamiento de su vida cristiana.  Lastimosamente no todos los bautizados poseen alguien que les oriente por los caminos de la santidad; la Iglesia lo exige para algunos grupos de personas como los religiosos, los seminaristas, los sacerdotes, etc.

 En su vida Madre Clara María tuvo mucho aprecio por la dirección espiritual y manifestó gran veneración por sus Directores Espirituales.  Sus primeros biógrafos nos narran de manera anecdótica algunos rasgos de la relación de Madre Clara María con sus Directores Espirituales.  Así se nos narra el incidente ocurrido con su director espiritual, cuando Madre Clara María, siendo aún seglar, había decidido retirarse el Convento de San Antonio para hacer ocho días de ejercicios  espirituales.

 Llama la atención que una madre de familia, con mucho trabajo en su casa, sacara el tiempo necesario para dedicar anualmente ocho días para las cosas de su alma, o vacar sólo en Dios, como se expresa en la tradición espiritual de la Iglesia.

 Resulta que el párroco de la Inmaculada, que era el Director Espiritual, posiblemente el sacerdote Juan Antonio Villacorta, cuando la Sierva de Dios va a despedirse de él antes de retirarse al Convento de San Antonio, sin más explicaciones le dice que ya no va.

 Una de las técnicas de la Dirección espiritual en aquellos lejanos años, era contradecir la voluntad de la persona dirigida, para doblegarla por medio de la obediencia.  Agere contra era uno de los apotegmas de los Padres del Desierto que expresa que para crecer espiritualmente hemos de ir en contra de lo que nos apetece o nos gusta.

 La actitud ejemplar de Madre Clara María, también quedó constatada cuando se nos narra que sin decir palabra, a pesar de la contrariedad interior, se retiró un momento y se arrodilló delante del Santísimo Sacramento, regresando a su casa con gran alegría y paz espiritual.

 También se nos cuenta de otro Director Espiritual, también Párroco de la Inmaculada, quiso mortificar el orgullo o la vanidad de la Sierva de Dios, cuando estando celebrando la Parroquia con gran pompa la Novena al Sagrado Corazón de Jesús.  Doña Clara del Carmen Quirós de Alvarado, amante sobremanera del Corazón de Jesús, tenía todo el arreglo preparado para el día de la novena en que le correspondía ornamentar el templo.  Mucho tiempo y dinero había invertido en comprar flores, cortinas, manteles, velas, etc., con lo que se proponía únicamente embellecer el culto y expresar su devoción al “Corazón que tanto ha amado a los hombres”.

 Pero había en la Parroquia una señora pobre, que no tenía con qué adornar el templo para el día de la novena que le había correspondido, que era justamente el anterior al de Doña Clara.

 El Párroco, hizo llamar a la Señora de Alvarado y le dijo que arreglara el templo un día antes, para que la señora pobre no quedara en vergüenza.  Pronta y diligentemente, la Sierva de Dios, trajo todo lo que tenía preparado para ornamentar el templo.  Aquel día, mientras el Párroco predicaba sobre el Corazón de Jesús, el corazón de doña Clara del Carmen se sentía lleno de alegría y de amor de Dios.

 Hay dos directores espirituales que ejercieron gran influencia en la vida de Madre Clarita.  Uno de ellos fue el Padre  Félix María Sandoval Monroy,  que fue padrino de bautismo de su hija Gertrudis. Este sacerdote, que era pocos años mayor que Madre Clara María, había fundado un seminario para vocaciones tardías en la Ciudad de Santa Tecla.  El Seminario estaba bajo la advocación del Sagrado Corazón de Jesús.   Madre Clara se confió a su Dirección Espiritual y le acompañó en los momentos difíciles del abandono de su esposo Félix Alfredo y de la muerte de sus hijas Mercedes y María.  También salió en defensa de la Sierva de Dios cuando su esposo inició un proceso de difamación contra ella y tenía el oscuro propósito de arrebatarle a sus hijos.   Las calumnias de Alfredo se extendieron también al Padre Félix María Sandoval.

 También influyó mucho en la vida de Madre Clara María el ilustre sacerdote Don José María López Peña, quien fuera párroco de la Iglesia de La Inmaculada y, posteriormente, Director Espiritual de la Hermandad de Terciarias Carmelitas, de la que Doña Clara del Carmen era cofrade. Es el Padre López Peña el que entusiasma a Doña Clara del Carmen a iniciar el proyecto de una comunidad de terciarias carmelitas de vida común, junto a la Iglesia del Carmen.

 En muchos momentos importantes de la Vida de Madre Clara María está presente el Padre López Peña como su Director Espiritual y la acompaña en su proceso de crecimiento espiritual, hasta llegar a su consagración definitiva a Dios en la Congregación de Carmelitas de San José.

 En algún documento del Archivo de las Carmelitas de San José, una testigo que conoció a Madre Clarita, recuerda que también en algún momento se acercó a los Padres Jesuitas de la Iglesia del Carmen en busca de acompañamiento espiritual. Incluso habla de un Padre Morales con quien Madre Clarita se dirigió espiritualmente.

 Junto a la Dirección Espiritual, Madre Clara María también tuvo en gran aprecio el Sacramento de la Reconciliación, su conciencia delicada y ansiosa de no ofender a Dios, hacía que se acercara cada ocho días a la confesión, y lo mismo quería para sus hermanas de Congregación.

 Al final de su vida, por circunstancias ajenas a su voluntad, la Comunidad de Belén se quedó sin confesor ordinario.  Ya muy enferma, se dirige a su protector Monseñor Pérez y Aguilar para que designe confesor ordinario para las religiosas de Belén.   El Arzobispo, que no disponía de clero suficiente, lo que hizo fue designar dos confesores extraordinarios para el Convento de Belén, igualmente que para las religiosas de Betania.

 Es evidente, que el director espiritual por excelencia es el mismo Jesús, que una vez dijo a Santa Margarita María de Alacoque: “Yo seré tu Director Espiritual”, pero sin duda por los frutos se conoce el árbol.  La extraordinaria vida cristiana de Madre Clara María, tan volcada en la compasión por los pobres, es producto del acertado acompañamiento espiritual que tuvo a lo largo de su vida.

 RobertoBolaños Aguilar



[1]    Emo. Sr. Cardenal Weiseman, Vida de Santa Catalina de Génova, sacada de los Autos de su Canonización,  (Librería Religiosa, Barcelona 1852)  55-56

[2]    Diccionario de Santa Teresa de Jesús, (Monte Carmelo, Burgos, España, 2001) Voz: Acompañamiento Espiritual.

[3]    Vida, 5, 3

[4]    Vida, 5, 13-16.

[5]    Cf.  Luis María Mendizábal,  Dirección Espiritual, Teoría y Práctica,   (Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1978)

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1 respuesta a Meditación 13

  1. Siempre. Pero sin olvidarlo, al amanecer y al anochecer tengo en mi cuarto sencillo a mis directores espirituales: MI JESUS MISERICORDIOSO Y MI MADRE CLARITA, quienes han de guiarme cada día y enseñarme porque son verdad y vida.

    Hermosa meditación que revive la fe que debemos tener para poder alcanzar la excelencia y el perdón. Les invito amigos y amigas de CLARITA a hacer de Jesús su báculo siempre los 365 días del año. Lo demas llegará por añadidura.

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