Meditación 12

Meditación 12

El perfil de la Carmelita de San José en los escritos de Madre Clara María

Cuando Madre Clara María estuvo cierta que Dios la estaba inspirando para fundar una Congregación Religiosa que se dedicara a evangelizar a los pobres cuentan las crónicas que se dedicó a diseñar lo que sería el hábito de las aspirantes en su congregación, el de las profesas era prácticamente idéntico al de las carmelitas descalzas, y cuando lo hubo elaborado lo confeccionó, vistió a una de las aspirantes con él y la llevó al Palacio Episcopal a presentar a su modelo al severo Monseñor Pérez y Aguilar.  Cuando vio a la joven vestida con el hábito el Arzobispo sólo dijo bien, bien, correspondiendo de ésta manera al entusiasmo de la madre que estaba como niña con juguete nuevo.

 Pero Madre Clara María, además, había elaborado un perfil mental de lo que debería ser la Carmelita de San José, algunos de estos rasgos los encontramos en sus escritos El Reglamento  y Las Reglitas de Perfección.

 Parece evidente que Madre Clara tiene un respeto profundo por las personas y por su historia, sobre todo aquellos aspectos de los que la misma persona no es culpable, por eso, rompiendo con esquemas seculares en la Iglesia, se decidió a aceptar jóvenes que provinieran de uniones consensuales, no bendecidas por el matrimonio sacramental. Actualmente casi en ninguna Congregación u Orden religiosa se pide tal requisito, acaso porque nos hemos convencido que no hay hijos ilegítimos sino padres ilegítimos, que no merecían serlo, como decía nuestro ilustre pensador Don Alberto Masferrer.

 Madre Clara pensaba que la Carmelita de San José debía ser una mujer sana,  con gran fortaleza moral y mucho equilibrio psicológico. A una joven que pedía ingreso le respondió:Te acepto si vienes dispuesta a llevar una vida sacrificada.

 Dos de los aspectos de lo que Madre Clara concebía como una vida sacrificada, no olvidemos la dimensión sacrificial de la vida consagrada de la que ya hemos hablado en otra parte, eran el trabajo y la pobreza.

 En cuanto a la pobreza, afectiva y efectiva, Madre Clara era tremendamente exigente, no transigía ni aun en cosas pequeñas o que parecen triviales, como permitirle a una religiosa usar unos pañuelos con encajes o a otra usar un jabón de olor, que en aquellos años era un verdadero lujo.  En el fondo de esta radicalidad en la pobreza de Madre Clara María estaba la sabiduría de siglos que dice que los institutos que se relajan en cuanto a la pobreza entran en decadencia espiritual. Para Madre Clara la pobreza es el distintivo, el traje de gala, de la verdadera esposa de Cristo.

 El trabajo es fundamental en al concepción de vida religiosa que tiene Madre Clara y no sólo como ley de vida, sino como ley de crecimiento espiritual.  El Convento de Belén en tiempos de la Sierva de Dios era un verdadero emporio de actividades laborales: la costura, la panadería, el apiario,  la lavandería, los bordados, etc., todas deberían estar ocupadas y con la mente elevada a Dios, de modo que el trabajo era una verdadera oración.  En Belén, una comunidad semi contemplativa, se cumplía el ideal de San Benito de Nursia, ORA ET LABORA.

 Acaso la dimensión de la vida sacrificada a la que más importancia da la Madre es la obediencia: A Belén has venido a Obedecer.  La obediencia dirá no es sólo a los superiores o a los iguales, sino que a veces tenemos que obedecer incluso a los inferiores.

 La Carmelita de San José debe ser una mujer fuerte, esto es con capacidad para mantenerse firme en la prueba o en el dolor, tal como lo manifestó Madre Clara María en las diferentes pruebas que tuvo que afrontar;  la Madre insiste en la fortaleza y la caridad que debe haber en las relaciones interpersonales dentro de la comunidad: No tienen que ser como de cristal que hasta con el aliento se empaña, pero deben pensar que sus hermanas son de frágil cristal para tratarlas con toda delicadeza.

 La castidad consagrada por el Reino de los Cielos es uno de los elementos esenciales, en este aspecto las personas que conocieron a Madre Calara María se admiraban profundamente que habiendo sido una mujer casada, sin embargo fuera una mujer tan casta en todas las dimensiones de su persona, incluso en el lenguaje y es que se necesita un corazón puro para poder amar sólo a Dios.

 Madre Clara creía que la pureza de costumbres había de distinguir a la Carmelita de San José,  actitud que se manifiesta en el pudor, en el recato y en la modestia.  A sus hijas les pedía que anduvieran con la mirada baja, que evitaran la lectura de libros perniciosos, que se cuidaran de ciertas amistades, especialmente con personas del otro sexo,  que evitaran las conversaciones superficiales para poder conservar la pureza que es una virtud  que tanto agrada a Dios y a sus ángeles.

 La Carmelita de San José, por su propia vocación, ha de ser una mujer dada a la contemplación.  En Madre Clara era notable, ya desde el tiempo de seglar,  la constancia en la vida de oración que hizo de ella una mujer de contemplación muy subida.  El alma silenciosa tiene su conversación en los cielos, con los ángeles y santos, convirtiendo de modo prodigioso todas sus faenas del día y aun en descanso de la noche, en una muy alta, subida y constante oración.

 Los hombres y mujeres de nuestro mundo que viven en sociedades donde parece que Dios se oculta o se le ignora, han de recibir de los religiosos y religiosas el testimonio de su trato asiduo con Dios, por medio de la oración.  El gran teólogo alemán Karl Rahner dijo que los cristianos del siglo XXI deberían ser místicos, es decir experimentados en las relaciones con Dios por medio de la Contemplación.

 En un primer momento Madre Clara María dio cierta preponderancia en las comunidades de Carmelitas de San José a la vida contemplativa, de ahí su insistencia en el silencio interior y exterior;  incluso muchos años después las Carmelitas de San José se autodefinían como una Congregación semi-contemplativa. Fue Monseñor Aparicio y Quintanilla quien en un Capítulo General las invitó a lanzarse al apostolado y ser de esta manera una Congregación Apostólica.  La síntesis de esta doble tendencia existente en la Congregación es la definición del Carisma que ofrecen las Constituciones como APOSTÓLICAS.

 Madre Clara María pensó en una Carmelita de San José que fuese muy sensible a los sufrimientos y a las esperanzas del Pueblo de Dios, así como al clamor por la justicia de los oprimidos, de manera especial en el caso de las mujeres.  Esta sensibilidad por todas las manifestaciones del sufrimiento humano, ha de llevar a la Carmelita a un compromiso creativo, profundo, constante con las luchas por la liberación integral de la persona humana.  Madre Clara María afirmaba que haría todos los sacrificios necesarios por salvar un alma, en nuestro lenguaje actual, ello significa que la Carmelita ha de estar siempre dispuesta a sacrificarse por llevar una palabra de liberación a los hombres y mujeres que gimen atados a las cadenas de cualquier tipo de opresión.

 Se cazan más moscas con gotas de miel que con barril de hiel. Qué maravillosos efectos tiene en los demás una simple sonrisa, esfuérzate por sonreír, dice un pensamiento, y acabarás sonriendo de verdad.  Madre Clara pensaba que la Carmelita de San José debía ser una mujer cortés y bien educada, con tal finalidad, escribió sus “Reglitas de Perfección” en las que enseñaba a sus hijas la manera de conducirse en el trato con los demás, en diferentes circunstancias de la vida. Madre Clara no pensaba que sus hijas fueran mujeres de mundo, pero sí auténticas damas que supieran estar en diferentes ambientes y circunstancias.

 La plenitud de vida que la Carmelita encontraría en su Congregación, debía hacer de ella una mujer satisfecha consigo misma y, en consecuencia, alegre.  Estoy convencido que una de las características de la espiritualidad de Madre Clara María fue su alegría constante por poder hacer la voluntad de Dios.

 Si alguna hermana estaba triste por algún dolor físico o situación espiritual, la Madre la mandaba a llamar, inmediatamente era capaz de establecer una relación de empatía con la hermana, y después de unas palabras de consuelo y compasión, la hermana salía alegre de poder sufrir algo con Cristo.

 Un perfil no es un retrato, el perfil recoge algunos rasgos, los esenciales,  el retrato recoge todos los rasgos intentando imitar con la mayor perfección a la realidad.  Aquí hemos ofrecido algunos rasgos de la Carmelita de San José, el que quiera el retrato que mire hacia Madre Clara María de Jesús. 

Roberto Bolaños Aguilar

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3 respuestas a Meditación 12

  1. Esta meditación Numerada como 12 me llena de esperanza y de un profundo sentimiento de alegría. Es muy hermoso verdaderamente poder mirar un retrato de Madre Clarita y descubrir la pureza de un mujer que dedicó su vida a Jesús desde pequeña y con humildad intentar cada día llenar nuestra vida misma de inspiración y fe, aún en momentos difíciles. Sabias palabras del Padre Roberto al señalar que miremos hacia MADRE CLARITA para obtener la realidad de una verdad. La vida es un camino insondable, que emoción siente mi corazón al dar lectura a estas meditaciones y tomar unos minutos mirando un hermoso retrato de Madre Clarita.

  2. María Mayela Padilla de Costa Rica. dijo:

    Madre Clarita fue humilde, se desarrolló en la pobreza como base para su crecimiento espiritual, fue obediente con sus superiores en todo momento, por eso ella exigía las mismas cualidades, los mismos requisitos a las muchachas que se presentaban con la ilusión de seguirla en su camino de servicio hacia mujeres y niños abandonados.
    Esta meditación al igual que las demás, demuestran que el Padre Bolaños tiene una gran capacidad para redactar y lo hace con el corazón en la mano, todo por la causa de Madre Clarita.
    Utiliza un lenguaje claro, comprensible. No hay duda de que éste es un gran medio para difundir la obra y los milagros de Madre Clarita.

  3. Lina Céspedes Gonzaga dijo:

    Me encanta este artículo del Perfil de la Carmelita de San José. Creo que es totalmente válido para las y los docentes que laboramos en las escuelas de la COngregación yno solo para las religiosas. Al fin que hemos aprendido a amar este espíritu de Carmelitas de San José y nuestros alumnos han degustado el carisma y ya se puede decir que también son hijos e hijas de MAdre Clarita.
    Nos permitiremos meditarlo en nuestra Escuela en Costa Rica.

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